1 A ti clamo, Señor, roca mía; no te desentiendas de mí,
2 Oye mi voz suplicante cuando a ti acudo en busca de ayuda,
3 No me arrastres con los malvados, con los que hacen iniquidad,
4 Págales conforme a sus obras, conforme a sus malas acciones.
5 Ya que no toman en cuenta las obras del Señor y lo que él ha hecho con sus manos,
6 Bendito sea el Señor, que ha oído mi voz suplicante.
7 El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía;
8 El Señor es la fortaleza de su pueblo, y un baluarte de salvación para su ungido.
9 Salva a tu pueblo, bendice a tu heredad, y cual pastor guíalos por siempre.