1 A ti, oh Dios de Sión, te pertenece la alabanza.
2 porque escuchas la oración. A ti acude todo mortal,
3 a causa de sus perversidades. Nuestros delitos nos abruman,
4 ¡Dichoso aquel a quien tú escoges, al que atraes a ti para que viva en tus atrios!
5 Tú, oh Dios y Salvador nuestro, nos respondes con imponentes obras de justicia;
6 Tú, con tu poder, formaste las montañas, desplegando tu potencia.
7 Tú calmaste el rugido de los mares, el estruendo de sus olas,
8 Los que viven en remotos lugares se asombran ante tus prodigios;
9 Con tus cuidados fecundas la tierra, y la colmas de abundancia.
10 Empapas los surcos, nivelas sus terrones, reblandeces la tierra con las lluvias
11 Tú coronas el año con tus bondades, y tus carretas se desbordan de abundancia.
12 Rebosan los prados del desierto; las colinas se visten de alegría.
13 Pobladas de rebaños las praderas, y cubiertos los valles de trigales,