1 ¡Ay de la ciudad opresora, rebelde y contaminada!
2 No atiende a consejos, ni acepta corrección.
3 Las autoridades que están en ella son leones rugientes,
4 Sus profetas son impertinentes, hombres traicioneros.
5 Pero el Señor que está en ella es justo; no comete iniquidad.
6 «Exterminé naciones; quedaron desolados sus bastiones.
7 Dije a la ciudad: “¡Ciertamente me temerás;
8 Espérenme, por tanto, hasta el día que me levante a buscar el botín
9 »Purificaré los labios de los pueblos para que todos invoquen el nombre del Señor
10 Desde más allá de los ríos de Cus me traerán ofrendas
11 Aquel día no tendrás que avergonzarte más de todas tus rebeliones contra mí.
12 Dejaré un remanente en medio de ti, un pueblo pobre y humilde.
13 el remanente de Israel; no cometerá iniquidad,
14 ¡Lanza gritos de alegría, hija de Sión! ¡da gritos de victoria, Israel!
15 El Señor te ha levantado el castigo, ha puesto en retirada a tus enemigos.
16 Aquel día le dirán a Jerusalén: «No temas, Sión, ni te desanimes,
17 porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso.
18 como en los días de fiesta». «Yo te libraré de las tristezas,
19 En aquel tiempo yo mismo me ocuparé de todos los que te oprimen;
20 En aquel tiempo yo los traeré, en aquel tiempo los reuniré.