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PROVERBIOS 4 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Oíd, hijos, la enseñanza de un padre, Y estad atentos, para que conozcáis cordura.

2 Porque os doy buena enseñanza; No desamparéis mi ley.

3 Porque yo también fui hijo de mi padre, Delicado y único delante de mi madre.

4 Y él me enseñaba, y me decía: Retenga tu corazón mis razones, Guarda mis mandamientos, y vivirás.

5 Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca;

6 No la dejes, y ella te guardará; Amala, y te conservará.

7 Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.

8 Engrandécela, y ella te engrandecerá; Ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado.

9 Adorno de gracia dará a tu cabeza; Corona de hermosura te entregará.

10 Oye, hijo mío, y recibe mis razones, Y se te multiplicarán años de vida.

11 Por el camino de la sabiduría te he encaminado, Y por veredas derechas te he hecho andar.

12 Cuando anduvieres, no se estrecharán tus pasos, Y si corrieres, no tropezarás.

13 Retén el consejo, no lo dejes; Guárdalo, porque eso es tu vida.

14 No entres por la vereda de los impíos, Ni vayas por el camino de los malos.

15 Déjala, no pases por ella; Apártate de ella, pasa.

16 Porque no duermen ellos si no han hecho mal, Y pierden el sueño si no han hecho caer a alguno.

17 Porque comen pan de maldad, y beben vino de robos;

18 Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto.

19 El camino de los impíos es como la oscuridad; No saben en qué tropiezan.

20 Hijo mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones.

21 No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón;

22 Porque son vida a los que las hallan, Y medicina a todo su cuerpo.

23 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.

24 Aparta de ti la perversidad de la boca, Y aleja de ti la iniquidad de los labios.

25 Tus ojos miren lo recto, Y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante.

26 Examina la senda de tus pies, Y todos tus caminos sean rectos.

27 No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; Aparta tu pie del mal.

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1 Escuchen, oh hijos, la disciplina de un padre, y presten atención, para conocer entendimiento.

2 Porque buena instrucción es lo que ciertamente les daré. No dejen mi ley.

3 Pues yo resulté ser un hijo verdadero para mi padre, tierno y el único delante de mi madre.

4 Y él me instruía y me decía: “Que tu corazón tenga firmemente asidas mis palabras. Guarda mis mandamientos y continúa viviendo.

5 Adquiere sabiduría, adquiere entendimiento. No te olvides, y no te desvíes de los dichos de mi boca.

6 No la dejes, y ella te guardará. Ámala, y ella te salvaguardará.

7 La sabiduría es la cosa principal. Adquiere sabiduría; y con todo lo que adquieres, adquiere entendimiento.

8 Estímala altamente, y ella te ensalzará. Te glorificará porque la abrazas.

9 Dará a tu cabeza una guirnalda de encanto; te otorgará una corona de hermosura”.

10 Oye, hijo mío, y acepta mis dichos. Entonces para ti los años de vida llegarán a ser muchos.

11 Yo ciertamente te instruiré aun en el camino de la sabiduría; ciertamente haré que pises en los senderos trillados de la rectitud.

12 Cuando andes, no será estrecho tu paso; y si corres, no tropezarás.

13 Ásete de la disciplina; no [la] sueltes. Salvaguárdala, pues ella misma es tu vida.

14 No entres en la senda de los inicuos, y no andes directamente adelante al camino de los malos.

15 Esquívalo, no pases adelante por él; desvíate de él, y pasa adelante.

16 Porque ellos no duermen a menos que hagan maldad, y su sueño [les] ha sido arrebatado a no ser que hagan tropezar a alguien.

17 Porque se han alimentado del pan de la iniquidad, y el vino de actos de violencia es lo que beben.

18 Pero la senda de los justos es como la luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente establecido.

19 El camino de los inicuos es como las tinieblas; no han sabido en qué siguen tropezando.

20 Hijo mío, de veras presta atención a mis palabras. A mis dichos inclina tu oído.

21 No se escapen de tus ojos. Guárdalos en medio de tu corazón.

22 Porque son vida a los que los hallan y salud a toda su carne.

23 Más que todo lo demás que ha de guardarse, salvaguarda tu corazón, porque procedentes de él son las fuentes de la vida.

24 Quita de ti mismo la tortuosidad del habla; y la sinuosidad de labios aleja de ti.

25 En cuanto a tus ojos, directamente adelante deben mirar, sí, tus propios ojos radiantes deben mirar con fijeza directamente enfrente de ti.

26 Allana el derrotero de tu pie, y establézcanse firmemente todos tus propios caminos.

27 No te inclines a la derecha ni a la izquierda. Quita tu pie de lo que es malo.