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La Palabra de Dios preservada y viva

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ROMANOS 5 Paralela rv60
y tnm

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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;

2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

3 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia;

4 y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;

5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

6 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.

7 Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.

8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

9 Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.

10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.

11 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.

12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

13 Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado.

14 No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir.

15 Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo.

16 Y con el don no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación.

17 Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.

18 Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.

19 Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.

20 Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia;

21 para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.

  X


1 Por lo tanto, ahora que hemos sido declarados justos como resultado de fe, gocemos de paz con Dios mediante nuestro Señor Jesucristo,

2 mediante quien también hemos obtenido nuestro acceso por fe a esta bondad inmerecida en la cual ahora nos mantenemos; y alborocémonos, basados en la esperanza de la gloria de Dios.

3 Y no solo eso, sino que alborocémonos estando en tribulaciones, puesto que sabemos que la tribulación produce aguante;

4 el aguante, a su vez, una condición aprobada; la condición aprobada, a su vez, esperanza,

5 y la esperanza no conduce a la desilusión; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones mediante el espíritu santo, que nos fue dado.

6 Porque, de hecho, Cristo, mientras todavía éramos débiles, murió por impíos al tiempo señalado.

7 Porque apenas muere alguien por un [hombre] justo; en realidad, por el [hombre] bueno, quizás, alguien hasta se atreva a morir.

8 Pero Dios recomienda su propio amor a nosotros en que, mientras todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.

9 Mucho más, pues, dado que hemos sido declarados justos ahora por su sangre, seremos salvados mediante él de la ira.

10 Porque si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios mediante la muerte de su Hijo, mucho más, ahora que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida.

11 Y no solo eso, sino que también nos alborozamos en Dios mediante nuestro Señor Jesucristo, mediante quien ahora hemos recibido la reconciliación.

12 Por eso, así como por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado...

13 Porque hasta la Ley había pecado en el mundo, pero a nadie se imputa pecado cuando no hay ley.

14 No obstante, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado a la semejanza de la transgresión de Adán, el cual tiene un parecido con el que había de venir.

15 Mas no es con el don como fue con la ofensa. Porque si por la ofensa de un solo hombre muchos murieron, mucho más abundaron para los muchos la bondad inmerecida de Dios y su dádiva gratuita con la bondad inmerecida por el solo hombre, Jesucristo.

16 También, no es con la dádiva gratuita como fue con el resultado que se produjo mediante el solo [hombre] que pecó. Porque el juicio resultó de una sola ofensa en condenación, pero el don resultó de muchas ofensas en una declaración de justicia.

17 Porque si por la ofensa del solo [hombre] la muerte reinó mediante aquel solo, mucho más los que reciben la abundancia de la bondad inmerecida y de la dádiva gratuita de la justicia reinarán en vida mediante la sola [persona], Jesucristo.

18 Así, pues, como mediante una sola ofensa el resultado a toda clase de hombres fue la condenación, así mismo también mediante un solo acto de justificación el resultado a toda clase de hombres es el declararlos justos para vida.

19 Porque así como mediante la desobediencia del solo hombre muchos fueron constituidos pecadores, así mismo, también, mediante la obediencia de la sola [persona] muchos serán constituidos justos.

20 Ahora bien, la Ley entró además para que abundara la ofensa. Mas donde abundó el pecado, abundó aún más la bondad inmerecida.

21 ¿Con qué fin? Para que, así como el pecado reinó con la muerte, así mismo también la bondad inmerecida reinara mediante la justicia con vida eterna en mira mediante Jesucristo nuestro Señor.