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2 CRONICAS 24 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 De siete años era Joás cuando comenzó a reinar, y cuarenta años reinó en Jerusalén . El nombre de su madre fue Sibia, de Beerseba.

2 E hizo Joás lo recto ante los ojos de Jehová todos los días de Joiada el sacerdote.

3 Y Joiada tomó para él dos mujeres; y engendró hijos e hijas.

4 Después de esto aconteció que Joás decidió restaurar la casa de Jehová.

5 Y reunió a los sacerdotes y los levitas, y les dijo: Salid por las ciudades de Judá, y recoged dinero de todo Israel, para que cada año sea reparada la casa de vuestro Dios; y vosotros poned diligencia en el asunto. Pero los levitas no pusieron diligencia.

6 Por lo cual el rey llamó al sumo sacerdote Joiada y le dijo: ¿Por qué no has procurado que los levitas traigan de Judá y de Jerusalén la ofrenda que Moisés siervo de Jehová impuso a la congregación de Israel para el tabernáculo del testimonio?

7 Porque la impía Atalía y sus hijos habían destruído la casa de Dios, y además habían gastado en los ídolos todas las cosas consagradas de la casa de Jehová.

8 Mandó, pues, el rey que hiciesen un arca, la cual pusieron fuera, a la puerta de la casa de Jehová;

9 e hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén, que trajesen a Jehová la ofrenda que Moisés siervo de Dios había impuesto a Israel en el desierto.

10 Y todos los jefes y todo el pueblo se gozaron, y trajeron ofrendas, y las echaron en el arca hasta llenarla.

11 Y cuando venía el tiempo para llevar el arca al secretario del rey por mano de los levitas, cuando veían que había mucho dinero, venía el escriba del rey, y el que estaba puesto por el sumo sacerdote, y llevaban el arca, y la vaciában, y la volvían a su lugar. Así lo hacían de día en día, y recogían mucho dinero;

12 y el rey y Joiada lo daban a los que hacían el trabajo del servicio de la casa de Jehová, y tomaban canteros y carpinteros que reparasen la casa de Jehová, y artífices en hierro y bronce para componer la casa.

13 Hacían, pues, los artesanos la obra, y por sus manos la obra fue restaurada, y restituyeron la casa de Dios a su antigua condición, y la consolidaron.

14 Y cuando terminaron, trajeron al rey y a Joiada lo que quedaba del dinero, e hicieron de él utensilios para la casa de Jehová, utensilios para el servicio, morteros, cucharas, vasos de oro y de plata. Y sacrificaban holocaustos continuamente en la casa de Jehová todos los días de Joiada.

15 Mas Joiada envejeció, y murió lleno de días: de ciento y treinta años era cuando murió.

16 Y lo sepultaron en la ciudad de David con los reyes, por cuanto había hecho bien con Israel, y para con Dios, y con su casa.

17 Muerto Joiada, vinieron los príncipes de Judá, y ofrecieron obediencia al rey; y el rey los oyó.

18 Y desampararon la casa de Jehová el Dios de sus padres, y sirvieron a los símbolos de Asera y a las imágenes esculpidas. Entonces la ira de Dios vino sobre Judá y Jerusalén por este su pecado.

19 Y les envió profetas, para que los volviesen a Jehová, los cuales les amonestaron; mas ellos no los escucharon.

20 Entonces el Espíritu de Dios vino sobre Zacarías, hijo del sacerdote Joiada; y puesto en pie, donde estaba más alto que el pueblo, les dijo: Así ha dicho Dios: ¿Por qué quebrantáis los mandamientos de Jehová? No os vendrá bien por ello; porque por haber dejado a Jehová, el también os abandonará.

21 Pero ellos hicieron conspiración contra él, y por mandato del rey lo apedrearon hasta matarlo, en el patio de la casa de Jehová.

22 Así el rey Joás no se acordó de la misericordia que Joiada padre de Zacarías había hecho con él, antes mató a su hijo, quien dijo al morir: Jehová lo vea y lo demande.

23 A la vuelta del año subió contra él el ejército de Siria; y vinieron a Judá y a Jerusalén, y destruyeron en el pueblo a todos los principales de él, y enviaron todos el botín al rey a Damasco.

24 Porque aunque el ejército de Siria había venido con poca gente, Jehová entregó en sus manos un ejército muy numeroso, por cuanto habían dejado a Jehová el Dios de sus padres. Así ejecutaron juicios contra Joás.

25 Y cuando se fueron los sirios, lo dejaron agobiado por sus dolencias; y conspiraron contra él sus siervos a causa de la sangre de los hijos de Joiada el sacerdote, y lo hirieron en su cama, y murió: y lo sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.

26 Los que conspiraron contra él fueron Zabad, hijo de Simeat amonita, y Jozabad, hijo de Simrit moabita.

27 En cuanto a los hijos de Joás, y la multiplicación que hizo de las rentas, y la restauración de la casa de Jehová, he aquí está escrito en la historia del libro de los reyes. Y reinó en su lugar Amasías su hijo.

  X


1 Siete años de edad tenía Jehoás cuando empezó a reinar, y por cuarenta años reinó en Jerusalén. Y el nombre de su madre fue Zibíah de Beer-seba.

2 Y Jehoás siguió haciendo lo que era recto a los ojos de Jehová todos los días de Jehoiadá el sacerdote.

3 Y Jehoiadá procedió a conseguirle dos esposas, y él llegó a ser padre de hijos e hijas.

4 Ahora bien, después de aquello sucedió que llegó a estar junto al corazón de Jehoás renovar la casa de Jehová.

5 Por consiguiente, juntó a los sacerdotes y los levitas y les dijo: “Salgan a las ciudades de Judá y junten dinero de todo Israel para reparar la casa de su Dios de año en año; y ustedes, por su parte, deben actuar prestamente en el asunto”. Y los levitas no actuaron prestamente.

6 Por lo tanto, el rey llamó a Jehoiadá el cabeza y le dijo: “¿Por qué no has exigido que los levitas den razón acerca de traer de Judá y Jerusalén el impuesto sagrado ordenado por Moisés el siervo de Jehová, aun el de la congregación de Israel, para la tienda del Testimonio?

7 Porque en lo que tocaba a Atalía la mujer inicua, sus hijos mismos habían forzado la casa del Dios [verdadero], y hasta todas las cosas santas de la casa de Jehová las habían ofrecido a los Baales”.

8 Entonces el rey dijo [la palabra], y por lo tanto hicieron un cofre y lo pusieron afuera, a la puerta de la casa de Jehová.

9 Después de aquello emitieron un pregón por todo Judá y Jerusalén para que se trajera a Jehová el impuesto sagrado que Moisés el siervo del Dios [verdadero] había ordenado sobre Israel en el desierto.

10 Y todos los príncipes y todo el pueblo empezaron a regocijarse, y siguieron trayéndolo y echándolo en el cofre hasta que todos hubieron dado.

11 Y aconteció que, al tiempo apropiado, él llevaba el cofre al cuidado del rey por mano de los levitas, y, en cuanto veían que había mucho dinero, el secretario del rey y el comisionado del sacerdote principal venían y entonces vaciaban el cofre y lo alzaban y lo devolvían a su lugar. Así era como hacían de día en día, de modo que recogían dinero en abundancia.

12 Entonces el rey y Jehoiadá lo daban a los hacedores del trabajo del servicio de la casa de Jehová, y ellos llegaron a ser alquiladores de los canteros y de los artífices para renovar la casa de Jehová, y también de los trabajadores en hierro y cobre para reparar la casa de Jehová.

13 Y los hacedores del trabajo empezaron las operaciones, y la obra de reparación siguió avanzando por mano de ellos, y por fin hicieron que la casa del Dios [verdadero] estuviera de pie como estructuralmente debía estar, y la hicieron fuerte.

14 Y tan pronto como hubieron acabado trajeron delante del rey y de Jehoiadá el resto del dinero, y procedieron a hacer utensilios para la casa de Jehová, utensilios para el ministerio y para hacer ofrendas, y copas y utensilios de oro y de plata; y llegaron a ser ofrecedores de sacrificios quemados en la casa de Jehová constantemente todos los días de Jehoiadá.

15 Y Jehoiadá envejeció y llegó a estar satisfecho de años, y gradualmente murió: ciento treinta años de edad tenía al morir.

16 De modo que lo enterraron en la Ciudad de David junto con los reyes, porque había hecho el bien en Israel y con el Dios [verdadero] y Su casa.

17 Y después de la muerte de Jehoiadá los príncipes de Judá entraron y procedieron a inclinarse ante el rey. En aquel tiempo el rey les escuchó.

18 Y gradualmente dejaron la casa de Jehová el Dios de sus antepasados y se pusieron a servir a los postes sagrados y los ídolos, de manera que llegó a haber indignación contra Judá y Jerusalén debido a esta culpa de ellos.

19 Y él siguió enviando profetas entre ellos para traerlos de vuelta a Jehová; y estos siguieron dando testimonio contra ellos, pero ellos no prestaron oído.

20 Y el mismísimo espíritu de Dios envolvió a Zacarías hijo de Jehoiadá el sacerdote, de modo que él se puso de pie por encima de la gente y les dijo: “Esto es lo que ha dicho el Dios [verdadero]: ‘¿Por qué están traspasando los mandamientos de Jehová, de modo que no pueden lograr éxito? Porque ustedes han dejado a Jehová, él, a su vez, los dejará a ustedes’”.

21 Finalmente conspiraron contra él y lo lapidaron por mandamiento del rey, en el patio de la casa de Jehová.

22 Y Jehoás el rey no se acordó de la bondad amorosa que Jehoiadá el padre de aquel había ejercido para con él, de modo que mató a su hijo, quien, cuando estaba a punto de morir, dijo: “Jehová lo vea y lo reclame”.

23 Y aconteció que, a la vuelta del año, una fuerza militar de Siria subió contra él, y empezaron a invadir a Judá y Jerusalén. Entonces arruinaron de entre el pueblo a todos los príncipes del pueblo, y enviaron todo su despojo al rey de Damasco.

24 Pues fue con un número pequeño de hombres con el que la fuerza militar de los sirios efectuó una invasión, y Jehová mismo dio en mano de ellos una fuerza militar muy grande en número, porque habían dejado a Jehová el Dios de sus antepasados; y en Jehoás ejecutaron actos de juicio.

25 Y cuando se fueron de él (porque lo dejaron con muchas enfermedades), sus propios siervos conspiraron contra él a causa de la sangre de los hijos de Jehoiadá el sacerdote; y lograron matarlo sobre su propio lecho, de modo que murió. Entonces lo enterraron en la Ciudad de David, pero no lo enterraron en las sepulturas de los reyes.

26 Y estos fueron los conspiradores contra él: Zabad hijo de Simeat la ammonita y Jehozabad hijo de Simrit la moabita.

27 En cuanto a los hijos de él y la abundancia de la declaración formal contra él y la fundación de la casa del Dios [verdadero], allí están escritos en la exposición del Libro de los Reyes. Y Amasías su hijo empezó a reinar en lugar de él.