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GENESIS 47 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Vino José y lo hizo saber a Faraón, y dijo: Mi padre y mis hermanos, y sus ovejas y sus vacas, con todo lo que tienen, han venido de la tierra de Canaán, y he aquí están en la tierra de Gosén.

2 Y de los postreros de sus hermanos tomó cinco varones, y los presentó delante de Faraón.

3 Y Faraón dijo a sus hermanos: ¿Cuál es vuestro oficio? Y ellos respondieron a Faraón: Pastores de ovejas son tus siervos, así nosotros como nuestros padres.

4 Dijeron además a Faraón: Para morar en esta tierra hemos venido; porque no hay pasto para las ovejas de tus siervos, pues el hambre es grave en la tierra de Canaán; por tanto, te rogamos ahora que permitas que habiten tus siervos en la tierra de Gosén.

5 Entonces Faraón habló a José, diciendo: Tu padre y tus hermanos han venido a ti.

6 La tierra de Egipto delante de ti está; en lo mejor de la tierra haz habitar a tu padre y a tus hermanos; habiten en la tierra de Gosén; y si entiendes que hay entre ellos hombres capaces, ponlos por mayorales del ganado mío.

7 También José introdujo a Jacob su padre, y lo presentó delante de Faraón; y Jacob bendijo a Faraón.

8 Y dijo Faraón a Jacob: ¿Cuántos son los días de los años de tu vida?

9 Y Jacob respondió a Faraón: Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de los años de mi vida, y no han llegado a los días de los años de la vida de mis padres en los días de su peregrinación.

10 Y Jacob bendijo a Faraón, y salió de la presencia de Faraón.

11 Así José hizo habitar a su padre y a sus hermanos, y les dio posesión en la tierra de Egipto, en lo mejor de la tierra, en la tierra de Ramesés, como mandó Faraón.

12 Y alimentaba José a su padre y a sus hermanos, y a toda la casa de su padre, con pan, según el número de los hijos.

13 No había pan en toda la tierra, y el hambre era muy grave, por lo que desfalleció de hambre la tierra de Egipto y la tierra de Canaán.

14 Y recogió José todo el dinero que había en la tierra de Egipto y en la tierra de Canaán, por los alimentos que de él compraban; y metió José el dinero en casa de Faraón.

15 Acabado el dinero de la tierra de Egipto y de la tierra de Canaán, vino todo Egipto a José, diciendo: Danos pan; ¿por qué moriremos delante de ti, por haberse acabado el dinero?

16 Y José dijo: Dad vuestros ganados y yo os daré por vuestros ganados, si se ha acabado el dinero.

17 Y ellos trajeron sus ganados a José, y José les dio alimentos por caballos, y por el ganado de las ovejas, y por el ganado de las vacas, y por asnos; y les sustentó de pan por todos sus ganados aquel año.

18 Acabado aquel año, vinieron a él el segundo año, y le dijeron: No encubrimos a nuestro señor que el dinero ciertamente se ha acabado; también el ganado es ya de nuestro señor; nada ha quedado delante de nuestro señor sino nuestros cuerpos y nuestra tierra.

19 ¿Por qué moriremos delante de tus ojos, así nosotros como nuestra tierra? Cómpranos a nosotros y a nuestra tierra por pan, y seremos nosotros y nuestra tierra siervos de Faraón; y danos semilla para que vivamos y no muramos, y no sea asolada la tierra.

20 Entonces compró José toda la tierra de Egipto para Faraón; pues los egipcios vendieron cada uno sus tierras, porque se agravó el hambre sobre ellos; y la tierra vino a ser de Faraón.

21 Y al pueblo lo hizo pasar a las ciudades, desde un extremo al otro del territorio de Egipto.

22 Solamente la tierra de los sacerdotes no compró, por cuanto los sacerdotes tenían ración de Faraón, y ellos comían la ración que Faraón les daba; por eso no vendieron su tierra.

23 Y José dijo al pueblo: He aquí os he comprado hoy, a vosotros y a vuestra tierra, para Faraón; ved aquí semilla, y sembraréis la tierra.

24 De los frutos daréis el quinto a Faraón, y las cuatro partes serán vuestras para sembrar las tierras, y para vuestro mantenimiento, y de los que están en vuestras casas, y para que coman vuestros niños.

25 Y ellos respondieron: La vida nos has dado; hallemos gracia en ojos de nuestro señor, y seamos siervos de Faraón.

26 Entonces José lo puso por ley hasta hoy sobre la tierra de Egipto, señalando para Faraón el quinto, excepto sólo la tierra de los sacerdotes, que no fue de Faraón.

27 Así habitó Israel en la tierra de Egipto, en la tierra de Gosén; y tomaron posesión de ella, y se aumentaron, y se multiplicaron en gran manera.

28 Y vivió Jacob en la tierra de Egipto diecisiete años; y fueron los días de Jacob, los años de su vida, ciento cuarenta y siete años.

29 Y llegaron los días de Israel para morir, y llamó a José su hijo, y le dijo: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo, y harás conmigo misericordia y verdad. Te ruego que no me entierres en Egipto.

30 Mas cuando duerma con mis padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos. Y José respondió: Haré como tú dices.

31 E Israel dijo: Júramelo. Y José le juró. Entonces Israel se inclinó sobre la cabecera de la cama.

  X


1 Por consiguiente, José vino y presentó informe a Faraón y dijo: “Mi padre y mis hermanos y sus rebaños y sus vacadas y todo cuanto tienen han venido de la tierra de Canaán, y aquí están en la tierra de Gosén”.

2 Y del número cabal de sus hermanos tomó a cinco hombres, para presentárselos a Faraón.

3 Entonces dijo Faraón a sus hermanos: “¿Cuál es su ocupación?”. De modo que dijeron a Faraón: “Tus siervos somos pastores de ovejas, tanto nosotros como nuestros antepasados”.

4 Después dijeron a Faraón: “Hemos venido a residir como forasteros en la tierra, porque no hay pastos para el rebaño que tienen tus siervos, porque es grave el hambre en la tierra de Canaán. Y ahora permite que tus siervos moren, por favor, en la tierra de Gosén”.

5 Ante esto, Faraón dijo a José: “Tu padre y tus hermanos han venido acá a ti.

6 La tierra de Egipto está a tu disposición. En lo mejor de la tierra haz morar a tu padre y a tus hermanos. Que moren en la tierra de Gosén, y si sabes que hay entre ellos hombres valientes, tienes que nombrarlos mayorales del ganado sobre lo mío”.

7 Entonces José trajo a Jacob su padre y se lo presentó a Faraón, y procedió Jacob a bendecir a Faraón.

8 Faraón ahora dijo a Jacob: “¿Cuántos son los días de los años de tu vida?”.

9 Así que Jacob dijo a Faraón: “Los días de los años de mis residencias como forastero son ciento treinta años. Pocos y angustiosos han resultado los días de los años de mi vida, y no han alcanzado a los días de los años de la vida de mis padres en los días de sus residencias como forasteros”.

10 Después de eso Jacob bendijo a Faraón y salió de delante de Faraón.

11 Así José hizo morar a su padre y a sus hermanos, y les dio una posesión en la tierra de Egipto, en lo mejor de la tierra, en la tierra de Ramesés, tal como había mandado Faraón.

12 Y José siguió proveyendo de pan a su padre y a sus hermanos y a toda la casa de su padre, según el número de los pequeñuelos.

13 Ahora bien, no había pan en todo el país, porque era muy grave el hambre; y la tierra de Egipto y la tierra de Canaán quedaron agotadas como resultado del hambre.

14 Y José siguió recogiendo todo el dinero que se hallaba en la tierra de Egipto y en la tierra de Canaán por los cereales que la gente iba comprando; y José siguió introduciendo el dinero en la casa de Faraón.

15 Con el tiempo se agotó el dinero de la tierra de Egipto y de la tierra de Canaán, y todos los egipcios empezaron a venir a José, y a decir: “¡Danos pan! Y ¿por qué debemos morir enfrente de ti porque se ha acabado el dinero?”.

16 Entonces dijo José: “Entreguen su ganado y les daré pan a cambio de su ganado, si se ha acabado el dinero”.

17 Y ellos empezaron a traer su ganado a José; y José siguió dándoles pan a cambio de sus caballos y del ganado del rebaño y del ganado de la vacada y los asnos, y siguió proveyéndoles pan a cambio de todo su ganado durante aquel año.

18 Gradualmente terminó aquel año, y ellos empezaron a venir a él el año siguiente y a decirle: “No se lo ocultaremos a mi señor, pero el dinero y las manadas de animales domésticos se han gastado ante mi señor. No queda nada delante de mi señor sino nuestros cuerpos y nuestra tierra.

19 ¿Por qué debemos morir delante de tus ojos, tanto nosotros como nuestra tierra? Cómpranos a nosotros y a nuestra tierra por pan, y nosotros junto con nuestra tierra nos haremos esclavos de Faraón; y danos semilla para que vivamos y no muramos y nuestra tierra no vaya a quedar desolada”.

20 Así que José compró toda la tierra de los egipcios para Faraón, por cuanto los egipcios vendieron cada uno su campo, porque el hambre los tenía fuertemente agarrados; y la tierra llegó a ser de Faraón.

21 En cuanto al pueblo, él lo trasladó a las ciudades desde un extremo del territorio de Egipto hasta su otro extremo.

22 Solo la tierra de los sacerdotes no compró, porque las raciones de los sacerdotes provenían de Faraón y ellos comían sus raciones que les daba Faraón. Por eso no vendieron su tierra.

23 Entonces José dijo al pueblo: “Miren, hoy los he comprado a ustedes y su tierra para Faraón. Aquí tienen semilla, y tienen que sembrar la tierra con ella.

24 Cuando haya resultado en producto, entonces tendrán que dar la quinta parte a Faraón, pero cuatro partes llegarán a ser de ustedes como semilla para el campo y como alimento para ustedes y para los que están en sus casas y para que coman sus pequeñuelos”.

25 Por consiguiente, ellos dijeron: “Nos has conservado la vida. Hallemos favor a los ojos de mi señor, y nos haremos esclavos de Faraón”.

26 Y José procedió a hacer que fuera decreto hasta el día de hoy sobre los terrenos de Egipto el que Faraón recibiera la quinta parte. Solo la tierra de los sacerdotes como grupo distinto no llegó a ser de Faraón.

27 E Israel continuó morando en la tierra de Egipto, en la tierra de Gosén; y quedaron establecidos en ella y fueron fructíferos y llegaron a ser muchísimos.

28 Y Jacob siguió viviendo en la tierra de Egipto diecisiete años, de modo que los días de Jacob, los años de su vida, llegaron a ser ciento cuarenta y siete años.

29 Gradualmente se aproximaron los días en que Israel había de morir. De modo que llamó a su hijo José y le dijo: “Si, pues, he hallado favor a tus ojos, coloca tu mano, por favor, debajo de mi muslo, y tienes que ejercer bondad amorosa y confiabilidad para conmigo. (Por favor, no me entierres en Egipto.)

30 Y tengo que yacer con mis padres, y tienes que sacarme de Egipto y enterrarme en el sepulcro de ellos”. Por consiguiente, él dijo: “Yo mismo haré en conformidad con tu palabra”.

31 Entonces él dijo: “Júramelo”. De modo que se lo juró. Tras esto, Israel se postró sobre la cabecera del lecho.