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JUECES 17 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Hubo un hombre del monte de Efraín, que se llamaba Micaía,

2 el cual dijo a su madre: Los mil cien siclos de plata que te fueron hurtados, acerca de los cuales maldijiste, y de los cuales me hablaste, he aquí el dinero está en mi poder; yo lo tomé. Entonces la madre dijo: Bendito seas de Jehová, hijo mío.

3 Y él devolvió los mil cien siclos de plata a su madre; y su madre dijo: En verdad he dedicado el dinero a Jehová por mi hijo, para hacer una imagen de talla y una de fundición; ahora, pues, yo te lo devuelvo.

4 Mas él devolvió el dinero a su madre, y tomó su madre doscientos siclos de plata y los dio al fundidor, quien hizo de ellos una imagen de talla y una de fundición, la cual fue puesta en la casa de Micaía.

5 Y este hombre Micaía tuvo casa de dioses, e hizo efod y terafines, y consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote.

6 En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.

7 Y había un joven de Belén de Judá, de la tribu de Judá, el cual era levita, y forastero allí.

8 Este hombre partió de la ciudad de Belén de Judá para ir a vivir donde pudiera encontrar lugar; y llegando en su camino al monte de Efraín, vino a casa de Micaía.

9 Y Micaía le dijo: ¿De dónde vienes? Y el levita le respondió: Soy de Belén de Judá, y voy a vivir donde pueda encontrar lugar.

10 Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y serás para mí padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, vestidos y comida. Y el levita se quedó.

11 Agradó, pues, al levita morar con aquel hombre, y fue para él como uno de sus hijos.

12 Y Micaía consagró al levita, y aquel joven le servía de sacerdote, y permaneció en casa de Micaía.

13 Y Micaía dijo: Ahora sé que Jehová me prosperará, porque tengo un levita por sacerdote.

  X


1 Ahora bien, sucedió que hubo un hombre de la región montañosa de Efraín cuyo nombre era Miqueas.

2 Con el tiempo él dijo a su madre: “Las mil cien piezas de plata que te fueron quitadas y acerca de las cuales pronunciaste una maldición y también lo dijiste a mis oídos... ¡mira!, la plata está conmigo. Yo fui quien la tomó”. Ante esto, su madre dijo: “Bendito sea mi hijo de Jehová”.

3 Por consiguiente, él devolvió las mil cien piezas de plata a su madre; y su madre pasó a decir: “Sin falta tengo que santificar la plata a Jehová de mi mano por mi hijo, para hacer una imagen tallada y una estatua fundida; y ahora te la devolveré”.

4 De modo que él devolvió la plata a su madre, y su madre tomó doscientas piezas de plata y se las dio al platero. Y él se puso a hacer una imagen tallada y una estatua fundida; y llegó a estar en la casa de Miqueas.

5 En cuanto al hombre Miqueas, tenía una casa de dioses, y procedió a hacer un efod y terafim y a llenar de poder la mano de uno de sus hijos, para que le sirviera de sacerdote.

6 En aquellos días no había rey en Israel. En cuanto a todos, lo que era recto a sus propios ojos [cada uno] acostumbraba hacer.

7 Ahora bien, sucedió que hubo un joven de Belén de Judá, de la familia de Judá, y era levita. Y él estuvo residiendo allí por algún tiempo.

8 Y el hombre procedió a irse de la ciudad de Belén de Judá para residir por un tiempo dondequiera que hallara lugar. Por fin, al seguir su camino, entró en la región montañosa de Efraín, hasta la casa de Miqueas.

9 Entonces Miqueas le dijo: “¿De dónde vienes?”. Ante esto, él le dijo: “Soy un levita de Belén de Judá, y voy para residir por un tiempo dondequiera que halle lugar”.

10 De modo que Miqueas le dijo: “Mora conmigo, sí, y sírveme de padre y sacerdote, y yo, por mi parte, te daré diez piezas de plata al año y el acostumbrado conjunto de prendas de vestir y tu sustento”. Por consiguiente, el levita entró.

11 Así el levita tomó a su cargo morar con el hombre, y el joven llegó a ser para él como uno de sus hijos.

12 Además, Miqueas llenó de poder la mano del levita, para que el joven le sirviera de sacerdote y continuara en la casa de Miqueas.

13 Por eso dijo Miqueas: “Ahora sí sé que Jehová me hará bien, porque el levita ha llegado a ser sacerdote para mí”.