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La Palabra de Dios preservada y viva

JUECES 8 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Pero los hombres de Efraín le dijeron: ¿Qué es esto que has hecho con nosotros, no llamándonos cuando ibas a la guerra contra Madián? Y le reconvinieron fuertemente.

2 A los cuales él respondió: ¿Qué he hecho yo ahora comparado con vosotros? ¿No es el rebusco de Efraín mejor que la vendimia de Abiezer?

3 Dios ha entregado en vuestras manos a Oreb y a Zeeb, príncipes de Madián; ¿y qué he podido yo hacer comparado con vosotros? Entonces el enojo de ellos contra él se aplacó, luego que él habló esta palabra.

4 Y vino Gedeón al Jordán, y pasó él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados, mas todavía persiguiendo.

5 Y dijo a los de Sucot: Yo os ruego que deis a la gente que me sigue algunos bocados de pan; porque están cansados, y yo persigo a Zeba y Zalmuna, reyes de Madián.

6 Y los principales de Sucot respondieron: ¿Están ya Zeba y Zalmuna en tu mano, para que demos pan a tu ejército?

7 Y Gedeón dijo: Cuando Jehová haya entregado en mi mano a Zeba y a Zalmuna, yo trillaré vuestra carne con espinos y abrojos del desierto.

8 De allí subió a Peniel, y les dijo las mismas palabras. Y los de Peniel le respondieron como habían respondido los de Sucot.

9 Y él habló también a los de Peniel, diciendo: Cuando yo vuelva en paz, derribaré esta torre.

10 Y Zeba y Zalmuna estaban en Carcor, y con ellos su ejército como de quince mil hombres, todos los que habían quedado de todo el ejército de los hijos del oriente; pues habían caído ciento veinte mil hombres que sacaban espada.

11 Subiendo, pues, Gedeón por el camino de los que habitaban en tiendas al oriente de Noba y de Jogbeha, atacó el campamento, porque el ejército no estaba en guardia.

12 Y huyendo Zeba y Zalmuna, él los siguió; y prendió a los dos reyes de Madián, Zeba y Zalmuna, y llenó de espanto a todo el ejército.

13 Entonces Gedeón hijo de Joás volvió de la batalla antes que el sol subiese,

14 y tomó a un joven de los hombres de Sucot, y le preguntó; y él le dio por escrito los nombres de los principales y de los ancianos de Sucot, setenta y siete varones.

15 Y entrando a los hombres de Sucot, dijo: He aquí a Zeba y a Zalmuna, acerca de los cuales me zaheristeis, diciendo: ¿Están ya en tu mano Zeba y Zalmuna, para que demos nosotros pan a tus hombres cansados?

16 Y tomó a los ancianos de la ciudad, y espinos y abrojos del desierto, y castigó con ellos a los de Sucot.

17 Asimismo derribó la torre de Peniel, y mató a los de la ciudad.

18 Luego dijo a Zeba y a Zalmuna: ¿Qué aspecto tenían aquellos hombres que matasteis en Tabor? Y ellos respondieron: Como tú, así eran ellos; cada uno parecía hijo de rey.

19 Y él dijo: Mis hermanos eran, hijos de mi madre. ¡Vive Jehová, que si les hubierais conservado la vida, yo no os mataría!

20 Y dijo a Jeter su primogénito: Levántate, y mátalos. Pero el joven no desenvainó su espada, porque tenía temor, pues era aún muchacho.

21 Entonces dijeron Zeba y Zalmuna: Levántate tú, y mátanos; porque como es el varón, tal es su valentía. Y Gedeón se levantó, y mató a Zeba y a Zalmuna; y tomó los adornos de lunetas que sus camellos traían al cuello.

22 Y los israelitas dijeron a Gedeón: Sé nuestro señor, tú, y tu hijo, y tu nieto; pues que nos has librado de mano de Madián.

23 Mas Gedeón respondió: No seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os señoreará: Jehová señoreará sobre vosotros.

24 Y les dijo Gedeón: Quiero haceros una petición; que cada uno me dé los zarcillos de su botín (pues traían zarcillos de oro, porque eran ismaelitas).

25 Ellos respondieron: De buena gana te los daremos. Y tendiendo un manto, echó allí cada uno los zarcillos de su botín.

26 Y fue el peso de los zarcillos de oro que él pidió, mil setecientos siclos de oro, sin las planchas y joyeles y vestidos de púrpura que traían los reyes de Madián, y sin los collares que traían sus camellos al cuello.

27 Y Gedeón hizo de ellos un efod, el cual hizo guardar en su ciudad de Ofra; y todo Israel se prostituyó tras de ese efod en aquel lugar; y fue tropezadero a Gedeón y a su casa.

28 Así fue subyugado Madián delante de los hijos de Israel, y nunca más volvió a levantar cabeza. Y reposó la tierra cuarenta años en los días de Gedeón.

29 Luego Jerobaal hijo de Joás fue y habitó en su casa.

30 Y tuvo Gedeón setenta hijos que constituyeron su descendencia, porque tuvo muchas mujeres.

31 También su concubina que estaba en Siquem le dio un hijo, y le puso por nombre Abimelec.

32 Y murió Gedeón hijo de Joás en buena vejez, y fue sepultado en el sepulcro de su padre Joás, en Ofra de los abiezeritas.

33 Pero aconteció que cuando murió Gedeón, los hijos de Israel volvieron a prostituirse yendo tras los baales, y escogieron por dios a Baal-berit.

34 Y no se acordaron los hijos de Israel de Jehová su Dios, que los había librado de todos sus enemigos en derredor;

35 ni se mostraron agradecidos con la casa de Jerobaal, el cual es Gedeón, conforme a todo el bien que él había hecho a Israel.

  X


1 Entonces los hombres de Efraín le dijeron: “¿Qué clase de cosa es esta que nos has hecho, de no llamarnos cuando fuiste a pelear contra Madián?”. Y vehementemente trataron de armar riña con él.

2 Por fin él les dijo: “¿Pues qué he hecho yo en comparación con ustedes? ¿No son mejores las rebuscas de Efraín que la vendimia de Abí-ézer?

3 En mano de ustedes Dios dio a los príncipes de Madián, a Oreb y Zeeb, ¿y qué he podido hacer yo en comparación con ustedes?”. Fue entonces cuando el espíritu de ellos se calmó para con él, cuando habló esta palabra.

4 Con el tiempo Gedeón llegó al Jordán, y lo cruzó, él y los trescientos hombres que estaban con él, cansados, pero continuando con el seguimiento.

5 Más tarde dijo a los hombres de Sucot: “Por favor, den panes redondos a la gente que viene siguiendo mis pasos, porque están cansados, y yo estoy corriendo tras de Zébah y Zalmuná, los reyes de Madián”.

6 Pero los príncipes de Sucot dijeron: “¿Están ya en tu mano las palmas de las manos de Zébah y de Zalmuná para que se tenga que dar pan a tu ejército?”.

7 Por lo cual dijo Gedeón: “Por eso cuando Jehová dé a Zébah y Zalmuná en mi mano, yo ciertamente daré a la carne de ustedes una trilladura con los espinos del desierto y los abrojos”.

8 Y continuó subiendo de allí a Penuel y se puso a hablarles a ellos de esta misma manera, pero los hombres de Penuel le contestaron tal como los hombres de Sucot habían contestado.

9 Por lo tanto dijo también a los hombres de Penuel: “Cuando vuelva en paz, demoleré esta torre”.

10 Ahora bien, Zébah y Zalmuná estaban en Qarqor, y sus campamentos con ellos, y eran unos quince mil todos los que quedaban del entero campamento de los orientales; y los que ya habían caído eran ciento veinte mil hombres que solían sacar la espada.

11 Y Gedeón continuó subiendo por el camino de los que residían en tiendas, al este de Nóbah y Jogbehá, y empezó a herir el campamento mientras el campamento se hallaba desprevenido.

12 Cuando Zébah y Zalmuná se pusieron en fuga, él en seguida salió en pos de ellos, y logró capturar a los dos reyes de Madián, Zébah y Zalmuná; y puso tembloroso a todo el campamento.

13 Y Gedeón hijo de Joás emprendió su regreso de la guerra por el paso que sube a Heres.

14 En camino capturó a un joven de los hombres de Sucot y se puso a interrogarle. De modo que él le escribió los nombres de los príncipes de Sucot y de sus ancianos, setenta y siete hombres.

15 Con eso, él fue a los hombres de Sucot y dijo: “Aquí están Zébah y Zalmuná, respecto de quienes ustedes me escarnecieron, diciendo: ‘¿Están ya en tu mano las palmas de las manos de Zébah y Zalmuná, para que se tenga que dar pan a tus hombres cansados?’”.

16 Entonces tomó a los ancianos de la ciudad, y espinos del desierto y abrojos, y con estos hizo que los hombres de Sucot pasaran por una experiencia.

17 Y demolió la torre de Penuel, y procedió a matar a los hombres de la ciudad.

18 Ahora dijo a Zébah y Zalmuná: “¿Qué clase de hombres eran aquellos que ustedes mataron en Tabor?”. A lo cual estos dijeron: “Como eres tú, así eran ellos, cada uno, como hijos de un rey en forma”.

19 Por lo cual dijo él: “Eran mis hermanos, los hijos de mi madre. Tan ciertamente como que Jehová vive, si los hubieran conservado vivos, no tendría que matarlos a ustedes”.

20 Entonces dijo a Jéter su primogénito: “Levántate; mátalos”. Y el joven no sacó su espada, porque tenía miedo, pues todavía era joven.

21 De modo que Zébah y Zalmuná dijeron: “Levántate tú mismo y acométenos, porque como es el hombre, así es su poder”. Por consiguiente, Gedeón se levantó y mató a Zébah y Zalmuná, y tomó los adornos en forma de luna que había en los cuellos de los camellos de estos.

22 Más tarde los hombres de Israel dijeron a Gedeón: “Gobierna sobre nosotros, tú así como también tu hijo y tu nieto, porque nos has salvado de la mano de Madián”.

23 Pero Gedeón les dijo: “Yo mismo no gobernaré sobre ustedes, ni gobernará sobre ustedes mi hijo. Jehová es el que gobernará sobre ustedes”.

24 Y Gedeón pasó a decirles: “Permítanme hacerles una solicitud: Denme, cada uno de ustedes, la nariguera de su botín”. (Pues tenían narigueras de oro, porque eran ismaelitas.)

25 Entonces ellos dijeron: “Con toda certeza las daremos”. Con eso extendieron un manto y se pusieron a arrojar en él cada cual la nariguera de su botín.

26 Y el peso de las narigueras de oro que él había solicitado ascendió a mil setecientos siclos de oro, además de los adornos en forma de luna y los pendientes y las prendas de vestir de lana teñida de púrpura rojiza que había sobre los reyes de Madián y además de los collares que había en los cuellos de los camellos.

27 Y Gedeón procedió a hacer de ello un efod y a exhibirlo en su ciudad, Ofrá; y todo Israel empezó a tener ayuntamiento inmoral con este allí, de modo que sirvió de lazo para Gedeón y para su casa.

28 Así fue sojuzgado Madián delante de los hijos de Israel, y ya no volvieron a levantar la cabeza; y la tierra no tuvo más disturbio por cuarenta años en los días de Gedeón.

29 Y Jerubaal hijo de Joás procedió a irse y continuó morando en su casa.

30 Y Gedeón llegó a tener setenta hijos que procedieron de la parte superior de su muslo, porque llegó a tener muchas esposas.

31 En cuanto a su concubina que estaba en Siquem, ella también le dio a luz un hijo. De modo que él le puso por nombre Abimélec.

32 Con el tiempo Gedeón hijo de Joás murió en buena vejez y fue enterrado en la sepultura de Joás su padre, en Ofrá de los abí-ezritas.

33 Y luego que hubo muerto Gedeón aconteció que los hijos de Israel se pusieron de nuevo a tener ayuntamiento inmoral con los Baales, de modo que nombraron a Baal-berit como dios suyo.

34 Y los hijos de Israel no se acordaron de Jehová su Dios, quien los había librado de la mano de todos sus enemigos en derredor;

35 y no ejercieron bondad amorosa para con la casa de Jerubaal, Gedeón, en cambio por toda la bondad que él había ejecutado para con Israel.