1 »Escuchen esto ustedes, los de la familia de Jacob,
2 Ustedes que se llaman ciudadanos de la ciudad santa y confían en el Dios de Israel,
3 Desde hace mucho tiempo anuncié las cosas pasadas.
4 Porque yo sabía que eres muy obstinado; que tu cuello es un tendón de hierro,
5 Por eso te declaré esas cosas desde hace tiempo; te las di a conocer antes que sucedieran,
6 De todo esto has tenido noticia, ¿y no vas a proclamarlo?
7 Son cosas creadas ahora, y no hace tiempo; hasta hoy no habías oído hablar de ellas,
8 Nunca habías oído ni entendido; nunca antes se te había abierto el oído.
9 Por amor a mi nombre contengo mi ira; por causa de mi alabanza me refreno,
10 ¡Mira! Te he refinado, pero no como a la plata; te he probado en el horno de la aflicción.
11 Y lo he hecho por mí, por mí mismo. ¿Cómo puedo permitir que se me profane?
12 »Escúchame, Jacob, Israel, a quien he llamado:
13 Con la mano izquierda afirmé la tierra, y con la derecha desplegué los cielos.
14 »Reúnanse, todos ustedes, y escuchen: ¿Quién de ellos ha profetizado estas cosas?
15 Solo yo he hablado; solo yo lo he llamado.
16 »Acérquense a mí, escuchen esto: »Desde el principio, jamás hablé en secreto;
17 Así dice el Señor, tu Redentor, el Santo de Israel:
18 Si hubieras prestado atención a mis mandamientos, tu paz habría sido como un río;
19 Como la arena serían tus descendientes; como los granos de arena, tus hijos;
20 ¡Salgan de Babilonia! ¡Huyan de los caldeos!
21 Cuando los guió a través de los desiertos, no tuvieron sed;
22 «No hay paz para el malvado», dice el Señor.