1 «Me di a conocer a los que no preguntaban por mí; dejé que me hallaran los que no me buscaban.
2 Todo el día extendí mis manos hacia un pueblo rebelde,
3 Es un pueblo que en mi propia cara constantemente me provoca;
4 que se sienta entre los sepulcros y pasa la noche en vigilias secretas;
5 que dice: “¡Manténganse alejados! ¡No se me acerquen!
6 »Ante mí ha quedado escrito; no guardaré silencio.
7 tanto por las iniquidades de ustedes como por las de sus padres
8 Así dice el Señor: «Cuando alguien encuentra un buen racimo de uvas,
9 De Jacob sacaré descendientes, y de Judá, a los que poseerán mis montañas.
10 Para mi pueblo que me busca, Sarón será redil de ovejas;
11 »Pero a ustedes que abandonan al Señor y se olvidan de mi monte santo,
12 los destinaré a la espada; ¡todos ustedes se inclinarán para el degüello!
13 Por eso, así dice el Señor omnipotente: «Mis siervos comerán,
14 Mis siervos cantarán con alegría de corazón,
15 Mis escogidos heredarán el nombre de ustedes como una maldición.
16 Cualquiera que en el país invoque una bendición, lo hará por el Dios de la verdad;
17 »Presten atención, que estoy por crear un cielo nuevo y una tierra nueva.
18 Alégrense más bien, y regocíjense por siempre, por lo que estoy a punto de crear:
19 Me regocijaré por Jerusalén y me alegraré en mi pueblo;
20 »Nunca más habrá en ella niños que vivan pocos días,
21 Construirán casas y las habitarán; plantarán viñas y comerán de su fruto.
22 Ya no construirán casas para que otros las habiten, ni plantarán viñas para que otros coman.
23 No trabajarán en vano, ni tendrán hijos para la desgracia;
24 Antes que me llamen, yo les responderé;
25 El lobo y el cordero pacerán juntos; el león comerá paja como el buey,