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JUECES 13 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de los filisteos por cuarenta años.

2 Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos.

3 A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo.

4 Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda.

5 Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos.

6 Y la mujer vino y se lo contó a su marido, diciendo: Un varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, temible en gran manera; y no le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre.

7 Y me dijo: He aquí que tú concebirás, y darás a luz un hijo; por tanto, ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda, porque este niño será nazareo a Dios desde su nacimiento hasta el día de su muerte.

8 Entonces oró Manoa a Jehová, y dijo: Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, vuelva ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño que ha de nacer.

9 Y Dios oyó la voz de Manoa; y el ángel de Dios volvió otra vez a la mujer, estando ella en el campo; mas su marido Manoa no estaba con ella.

10 Y la mujer corrió prontamente a avisarle a su marido, diciéndole: Mira que se me ha aparecido aquel varón que vino a mí el otro día.

11 Y se levantó Manoa, y siguió a su mujer; y vino al varón y le dijo: ¿Eres tú aquel varón que habló a la mujer? Y él dijo: Yo soy.

12 Entonces Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser la manera de vivir del niño, y qué debemos hacer con él?

13 Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: La mujer se guardará de todas las cosas que yo le dije.

14 No tomará nada que proceda de la vid; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda; guardará todo lo que le mandé.

15 Entonces Manoa dijo al ángel de Jehová: Te ruego nos permitas detenerte, y te prepararemos un cabrito.

16 Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: Aunque me detengas, no comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová. Y no sabía Manoa que aquél fuese ángel de Jehová.

17 Entonces dijo Manoa al ángel de Jehová: ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumpla tu palabra te honremos?

18 Y el ángel de Jehová respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre, que es admirable?

19 Y Manoa tomó un cabrito y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro ante los ojos de Manoa y de su mujer.

20 Porque aconteció que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra.

21 Y el ángel de Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová.

22 Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto.

23 Y su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto.

24 Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo.

25 Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol.

  X


1 Y los hijos de Israel se dieron de nuevo a hacer lo que era malo a los ojos de Jehová, de modo que Jehová los dio en mano de los filisteos por cuarenta años.

2 Entretanto, hubo cierto hombre de Zorá, de la familia de los danitas, y su nombre era Manóah. Y su esposa era estéril y no había dado a luz hijo alguno.

3 Con el tiempo el ángel de Jehová se apareció a la mujer y le dijo: “Mira esto ahora: eres estéril y no has dado a luz hijo alguno. Y ciertamente llegarás a estar encinta y darás a luz un hijo.

4 Y ahora cuídate, por favor, y no bebas vino ni licor embriagante, y no comas nada inmundo.

5 Porque, ¡mira!, estarás encinta y ciertamente darás a luz un hijo, y no debe venir navaja sobre su cabeza, porque nazareo de Dios es lo que el niño llegará a ser desde que salga del vientre; y él es quien llevará la delantera en salvar a Israel de la mano de los filisteos”.

6 Entonces la mujer fue y dijo a su esposo: “Hubo un hombre del Dios [verdadero] que vino a mí, y su apariencia era como la apariencia del ángel del Dios [verdadero], muy inspiradora de temor. Y no le pregunté precisamente de dónde era, ni él me informó su nombre.

7 Pero me dijo: ‘¡Mira! Estarás encinta y ciertamente darás a luz un hijo. Y ahora no bebas vino ni licor embriagante, y no comas ninguna cosa inmunda, porque nazareo de Dios es lo que el niño llegará a ser desde que salga del vientre hasta el día de su muerte’”.

8 Y Manóah se puso a rogar a Jehová y a decir: “Dispénsame, Jehová. El hombre del Dios [verdadero] que acabas de enviar, déjalo venir otra vez a nosotros, por favor, y que nos instruya en cuanto a lo que debemos hacer al niño que nacerá”.

9 Por consiguiente, el Dios [verdadero] escuchó la voz de Manóah, y el ángel del Dios [verdadero] vino otra vez a la mujer mientras ella estaba sentada en el campo, y Manóah su esposo no estaba con ella.

10 La mujer inmediatamente se apresuró y corrió y lo informó a su esposo y le dijo: “¡Mira! El hombre que vino a mí el otro día se me ha aparecido”.

11 Ante esto, Manóah se levantó y acompañó a su esposa y vino al hombre y le dijo: “¿Eres tú el hombre que habló a la mujer?”, a lo cual él dijo: “Yo soy”.

12 Entonces dijo Manóah: “Ahora que se realicen tus palabras. ¿Cuál llegará a ser el modo de vivir del niño, y su trabajo?”.

13 De modo que el ángel de Jehová dijo a Manóah: “De todo lo que mencioné a la mujer ella debe guardarse.

14 Absolutamente nada que proceda de la enredadera del vino debe comer ella, y que no beba vino ni licor embriagante, y que no coma cosa inmunda de clase alguna. Todo lo que le he mandado a ella, que lo guarde”.

15 Manóah ahora dijo al ángel de Jehová: “Permítenos, por favor, detenerte y aderezar un cabrito de las cabras delante de ti”.

16 Pero el ángel de Jehová dijo a Manóah: “Si me detienes, no me alimentaré de tu pan; pero si quieres ofrecer una ofrenda quemada a Jehová, puedes ofrecerla”. Pues Manóah no sabía que era el ángel de Jehová.

17 Entonces Manóah dijo al ángel de Jehová: “¿Cuál es tu nombre, para que cuando se realice tu palabra ciertamente te honremos?”.

18 Sin embargo, el ángel de Jehová le dijo: “¿Precisamente por qué debes preguntar acerca de mi nombre, cuando es [nombre] maravilloso?”.

19 Y Manóah procedió a tomar el cabrito de las cabras y la ofrenda de grano y a ofrecerlo sobre la roca a Jehová. Y Él estaba haciendo algo de manera maravillosa mientras Manóah y su esposa estaban mirando.

20 Aconteció, pues, que al ascender la llama de sobre el altar hacia el cielo, entonces el ángel de Jehová ascendió en la llama del altar mientras Manóah y su esposa estaban mirando. En seguida cayeron a tierra sobre sus rostros.

21 Y el ángel de Jehová ya no repitió el aparecerse a Manóah y su esposa. Entonces fue cuando Manóah supo que había sido el ángel de Jehová.

22 En consecuencia, Manóah dijo a su esposa: “Positivamente moriremos, porque es a Dios a quien hemos visto”.

23 Pero su esposa le dijo: “Si Jehová se hubiera deleitado solo en hacernos morir, no habría aceptado de nuestra mano una ofrenda quemada y ofrenda de grano, y no nos habría mostrado todas estas cosas, y no nos habría dejado oír como ahora cosa semejante a esta”.

24 Más tarde la mujer dio a luz un hijo y lo llamó por nombre Sansón; y el muchacho siguió creciendo, y Jehová continuó bendiciéndolo.

25 Con el tiempo, el espíritu de Jehová comenzó a impelerlo en Mahané-dan, entre Zorá y Estaol.