< Anterior |
Siguiente > |
1 Aconteció que se hallaba allí un hombre perverso que se llamaba Seba hijo de Bicri, hombre de Benjamín, el cual tocó la trompeta, y dijo: No tenemos nosotros parte en David, ni heredad con el hijo de Isaí. ¡Cada uno a su tienda, Israel!
2 Así todos los hombres de Israel abandonaron a David, siguiendo a Seba hijo de Bicri; mas los de Judá siguieron a su rey desde el Jordán hasta Jerusalén.
3 Y luego que llegó David a su casa en Jerusalén, tomó el rey las diez mujeres concubinas que había dejado para guardar la casa, y las puso en reclusión, y les dio alimentos; pero nunca más se llegó a ellas, sino que quedaron encerradas hasta que murieron, en viudez perpetua.
4 Después dijo el rey a Amasa: Convócame a los hombres de Judá para dentro de tres días, y hállate tú aquí presente.
5 Fue, pues, Amasa para convocar a los de Judá; pero se detuvo más del tiempo que le había sido señalado.
6 Y dijo David a Abisai: Seba hijo de Bicri nos hará ahora más daño que Absalón; toma, pues, tú los siervos de tu señor, y ve tras él, no sea que halle para sí ciudades fortificadas, y nos cause dificultad.
7 Entonces salieron en pos de él los hombres de Joab, y los cereteos y peleteos y todos los valientes; salieron de Jerusalén para ir tras Seba hijo de Bicri.
8 Y estando ellos cerca de la piedra grande que está en Gabaón, les salió Amasa al encuentro. Y Joab estaba ceñido de su ropa, y sobre ella tenía pegado a sus lomos el cinto con una daga en su vaina, la cual se le cayó cuando él avanzó.
9 Entonces Joab dijo a Amasa: ¿Te va bien, hermano mío? Y tomó Joab con la diestra la barba de Amasa, para besarlo.
10 Y Amasa no se cuidó de la daga que estaba en la mano de Joab; y éste le hirió con ella en la quinta costilla, y derramó sus entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle un segundo golpe. Después Joab y su hermano Abisai fueron en persecución de Seba hijo de Bicri.
11 Y uno de los hombres de Joab se paró junto a él, diciendo: Cualquiera que ame a Joab y a David, vaya en pos de Joab.
12 Y Amasa yacía revolcándose en su sangre en mitad del camino; y todo el que pasaba, al verle, se detenía; y viendo aquel hombre que todo el pueblo se paraba, apartó a Amasa del camino al campo, y echó sobre él una vestidura.
13 Luego que fue apartado del camino, pasaron todos los que seguían a Joab, para ir tras Seba hijo de Bicri.
14 Y él pasó por todas las tribus de Israel hasta Abel-bet-maaca y todo Barim; y se juntaron, y lo siguieron también.
15 Y vinieron y lo sitiaron en Abel-bet-maaca, y pusieron baluarte contra la ciudad, y quedó sitiada; y todo el pueblo que estaba con Joab trabajaba por derribar la muralla.
16 Entonces una mujer sabia dio voces en la ciudad, diciendo: Oíd, oíd; os ruego que digáis a Joab que venga acá, para que yo hable con él.
17 Cuando él se acercó a ella, dijo la mujer: ¿Eres tú Joab? Y él respondió: Yo soy. Ella le dijo: Oye las palabras de tu sierva. Y él respondió: Oigo.
18 Entonces volvió ella a hablar, diciendo: Antiguamente solían decir: Quien preguntare, pregunte en Abel; y así concluían cualquier asunto.
19 Yo soy de las pacíficas y fieles de Israel; pero tú procuras destruir una ciudad que es madre en Israel. ¿Por qué destruyes la heredad de Jehová?
20 Joab respondió diciendo: Nunca tal, nunca tal me acontezca, que yo destruya ni deshaga.
21 La cosa no es así: mas un hombre del monte de Efraín, que se llama Seba hijo de Bicri, ha levantado su mano contra el rey David; entregad a ése solamente, y me iré de la ciudad. Y la mujer dijo a Joab: He aquí su cabeza te será arrojada desde el muro.
22 La mujer fue luego a todo el pueblo con su sabiduría; y ellos cortaron la cabeza a Seba hijo de Bicri, y se la arrojaron a Joab. Y él tocó la trompeta, y se retiraron de la ciudad, cada uno a su tienda. Y Joab se volvió al rey a Jerusalén.
23 Así quedó Joab sobre todo el ejército de Israel, y Benaía hijo de Joiada sobre los cereteos y peleteos,
24 y Adoram sobre los tributos, y Josafat hijo de Ahilud era el cronista.
25 Seva era escriba, y Sadoc y Abiatar, sacerdotes,
26 e Ira jaireo fue también sacerdote de David.
1 Ahora bien, sucedió que se hallaba allí un hombre que no servía para nada, cuyo nombre era Seba, hijo de Bicrí, un benjaminita; y él procedió a tocar el cuerno y a decir: “Nosotros no tenemos parte que nos corresponda en David, y no tenemos herencia en el hijo de Jesé. ¡Cada uno a sus dioses, oh Israel!”.
2 Ante eso, todos los hombres de Israel empezaron a subir de en pos de David para seguir a Seba hijo de Bicrí; pero en cuanto a los hombres de Judá, se adhirieron a su rey desde el Jordán hasta Jerusalén.
3 Por fin David llegó a su casa en Jerusalén. Entonces el rey tomó a las diez mujeres, las concubinas que había dejado para cuidar la casa, y las puso en una casa de encierro, pero siguió proveyéndoles alimento. Y no tuvo relaciones con ellas, sino que ellas continuaron muy encerradas hasta el día en que murieron, en viudez con un [esposo] vivo.
4 El rey ahora dijo a Amasá: “Convócame a los hombres de Judá dentro de tres días, y tú mismo está de pie aquí”.
5 De modo que Amasá se fue para convocar a Judá; pero tardó más en venir que el tiempo establecido que él le había señalado.
6 Entonces David dijo a Abisai: “Ahora Seba hijo de Bicrí nos será peor que Absalón. Toma tú mismo a los siervos de tu señor y corre tras él, para que realmente no halle para sí ciudades fortificadas y escape ante nuestros ojos”.
7 Por consiguiente, los hombres de Joab y los keretitas y los peletitas y todos los hombres poderosos salieron en pos de él; y se fueron saliendo de Jerusalén para correr tras de Seba hijo de Bicrí.
8 Estaban cerca de la gran piedra que hay en Gabaón, y Amasá mismo vino a su encuentro. Ahora bien, Joab estaba ceñido, vestido con una prenda de vestir; y tenía ceñida sobre sí una espada pegada a su cadera, en su vaina. Y él mismo avanzó, y así que esta se cayó.
9 Y Joab procedió a decir a Amasá: “¿Te va bien, hermano mío?”. Entonces la mano derecha de Joab asió la barba de Amasá para besarlo.
10 En cuanto a Amasá, no se mantuvo alerta respecto a la espada que estaba en la mano de Joab; de modo que este le hirió con ella en el abdomen, y sus intestinos se vertieron a tierra, y no tuvo que hacérselo otra vez. De modo que murió. Y Joab y Abisai su hermano, por su parte, corrieron tras de Seba hijo de Bicrí.
11 Y cierto individuo de los jóvenes de Joab se paró junto a él y siguió diciendo: “¡Quienquiera que se haya deleitado en Joab y quienquiera que pertenezca a David, siga a Joab!”.
12 Mientras tanto, Amasá estaba revolcándose en la sangre en medio de la calzada. Cuando el hombre vio que toda la gente se paraba, entonces trasladó a Amasá de la calzada al campo. Por fin echó sobre él una prenda de vestir, puesto que vio que todo el que llegaba hasta él se paraba.
13 Luego que lo hubo removido de la calzada, cada hombre pasó adelante, siguiendo a Joab para correr tras de Seba hijo de Bicrí.
14 Y [Seba] fue pasando por todas las tribus de Israel hasta Abel de Bet-maacá. En cuanto a todos los bicritas, estos entonces se congregaron y entraron también después de él.
15 Y procedieron a llegar y a sitiarlo en Abel de Bet-maacá y a alzar contra la ciudad un cerco de sitiar, puesto que estaba situada dentro de un baluarte. Y toda la gente que estaba con Joab estaba socavando el muro, para echarlo abajo.
16 Y una mujer sabia se puso a gritar desde la ciudad: “¡Escuchen, escuchen! Digan, por favor, a Joab: ‘Acércate hasta acá, y déjame hablarte’”.
17 De modo que él se le acercó, y la mujer entonces dijo: “¿Eres tú Joab?”, a lo cual él dijo: “Yo soy”. Ante esto, ella le dijo: “Escucha las palabras de tu esclava”. A su vez, él dijo: “Estoy escuchando”.
18 Y ella siguió diciendo: “Sin excepción solían hablar en tiempos pasados, diciendo: ‘Que solo inquieran en Abel, y así ciertamente acabarán con el asunto’.
19 Yo represento a los pacíficos y fieles de Israel. Tú estás procurando dar muerte a una ciudad y a una madre en Israel. ¿Por qué debes tragarte la herencia de Jehová?”.
20 A lo cual Joab contestó y dijo: “Es absolutamente inconcebible de parte mía que yo trague y que yo arruine.
21 No es así el asunto, sino que un hombre de la región montañosa de Efraín, cuyo nombre es Seba hijo de Bicrí, ha alzado su mano contra el rey David. Entréguenlo a él solo, y yo ciertamente me retiraré de la ciudad”. Entonces la mujer dijo a Joab: “¡Mira! ¡Su cabeza te [será] arrojada por encima del muro!”.
22 En seguida la mujer fue en su sabiduría a todo el pueblo, y procedieron a cortarle la cabeza a Seba hijo de Bicrí y a arrojársela a Joab. Por lo tanto él tocó el cuerno, y así se esparcieron de la ciudad, cada uno a su hogar; y Joab mismo regresó a Jerusalén, al rey.
23 Y Joab estaba sobre todo el ejército de Israel; y Benaya hijo de Jehoiadá estaba sobre los keretitas y sobre los peletitas.
24 Y Adoram estaba sobre los reclutados para trabajo forzado; y Jehosafat hijo de Ahilud era el registrador.
25 Y Sevá era secretario, y Sadoc y Abiatar eran sacerdotes.
26 E Irá el jairita también llegó a ser sacerdote de David.